LA CANTINA
LA CANTINA Y LA ESTACIÓN, DOS EMBLEMAS DE ALPEDRETE
La
Cantina de la estación de Mataespesa, que es como antaño se decía a la hoy
estación de Alpedrete, es uno de los lugares emblemáticos de esta villa
serrana. Lo fue de siempre, desde que se hizo la nueva estación en la línea de
Madrid-Segovia-Medina del Campo, e incluso ya existía servicio de comida y
bebida al viajero cuando la parada de los trenes se situaba doscientos metros
más arriba, dirección Segovia, en lo que ahora sería bajo el puente de la
carretera, inexistente por aquel entonces.
A los 43
años que llevan a su cargo Chon y Roberto, Roberto y Chon, que tanto manda
Ysabel como Fernando, hay que añadir un puñado de años más que son los que la
regentó Roberto, antes de desposar a Chon.
LA ÉPOCA DORADA
Sin lugar
a dudas puede decirse que la época dorada de la cantina de la estación de
Alpedrete, o lo que es lo mismo, la cantina de Alpedrete, sobra lo de
"estación" ya que no hay otra, estuvo en las décadas de los años 50 y
60, siendo uno de los epicentros de la actividad alpedreteña. Incluso también
puede decirse de los años 70. A ella
acudían alpedreteños y veraneantes a tomar su tren cuando se trataba de ir a
Madrid, cuando todavía no existían los servicios de Cercanías y por sus vías
pasaban trenes con destino otras capitales de largo recorrido, e, igualmente,
de mercancías.
LA BUENA COCINA DE ANTAÑO
En verano
era centro de reunión al atardecer de nativos y ajenos que para librarse de los
rigores del calor acudían a su terraza, sombreada por eficaces chopos, al
tiempo que degustar los manjares que en aquellos años cocinaba Chon. Raciones
de una exquisita tortilla, pollo al ajillo, el conejo en todas sus variedades y
otros apetecibles manjares, todos ellos regados con buenos caldos y una
cerveza, que siempre se ha distinguido por su excelente enfriamiento. Famosos
son los tercios y quintos (botellines) en su punto -y un pelín más- de frío.
La
cantina de Alpedrete fue hasta hace muy poco un elemento más de la estación,
donde tanto Roberto como Chon, informaban de los horarios a los viajeros,
supliendo así el papel del factor o del jefe de estación, que llegó a tenerlo,
al tiempo que le servían un cafelito, en horas tan tempranas como las de las 6
o 6,30 de la mañana, hora en que Roberto ya tenía la cafetera en marcha para
premiar el comienzo del día a los viajeros más madrugadores.
Sin duda
alguna, al irse Roberto y Chon, algo va a cambiar en la Cantina de Alpedrete,
algo va a cambiar en la estación y algo va a cambiar en Alpedrete. Se van
porque ya son años y años de trabajo y ellos también tienen derecho a jubilarse
y a un merecido descanso con sus hijos y las cuatro nietas + el único nieto.
Las cosas ya no son hoy tan amables y felices como hace años y a la edad se une
una tarea que ya no es igual de ilusionante ni fácil.