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JUBILACIÓN
de
CHON Y ROBERTO,
MÁS DE 43 AÑOS
AL FRENTE,
DE LA  CANTINA DE LA ESTACIÓN DE ALPEDRETE
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Junto a la cantina de la estación ferroviaria 
de Mataespesa- Alpedrete 
se abre una recoleta y humilde terraza 
que adornan macetas y arbustos. 
He aquí un sitio ideal para sentarse a ver pasar los trenes, 
pacífica y contemplativa distracción,
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Moncho Alpuente
Diario EL PAÍS
6 de Abril de 1997


Este es el texto con el que comienza el artículo aparecido en el Diario "EL PAÍS" el 6 de Abril de 1997, del periodista Moncho Alpuente, en el que realiza una bonita glosa de la terraza de la Cantina, en un artículo sobre la villa alpedreteña.

(AQUÍ se puede ver el artículo completo)


PEQUEÑA, PERO COQUETA Y BONITA


LA  CANTINA


LA CANTINA Y LA ESTACIÓN, DOS EMBLEMAS DE ALPEDRETE


La Cantina de la estación de Mataespesa, que es como antaño se decía a la hoy estación de Alpedrete, es uno de los lugares emblemáticos de esta villa serrana. Lo fue de siempre, desde que se hizo la nueva estación en la línea de Madrid-Segovia-Medina del Campo, e incluso ya existía servicio de comida y bebida al viajero cuando la parada de los trenes se situaba doscientos metros más arriba, dirección Segovia, en lo que ahora sería bajo el puente de la carretera, inexistente por aquel entonces.

A los 43 años que llevan a su cargo Chon y Roberto, Roberto y Chon, que tanto manda Ysabel como Fernando, hay que añadir un puñado de años más que son los que la regentó Roberto, antes de desposar a Chon.


 LA ÉPOCA DORADA

 Sin lugar a dudas puede decirse que la época dorada de la cantina de la estación de Alpedrete, o lo que es lo mismo, la cantina de Alpedrete, sobra lo de "estación" ya que no hay otra, estuvo en las décadas de los años 50 y 60, siendo uno de los epicentros de la actividad alpedreteña. Incluso también puede decirse de  los años 70. A ella acudían alpedreteños y veraneantes a tomar su tren cuando se trataba de ir a Madrid, cuando todavía no existían los servicios de Cercanías y por sus vías pasaban trenes con destino otras capitales de largo recorrido, e, igualmente, de mercancías.


 LA BUENA COCINA DE ANTAÑO

En verano era centro de reunión al atardecer de nativos y ajenos que para librarse de los rigores del calor acudían a su terraza, sombreada por eficaces chopos, al tiempo que degustar los manjares que en aquellos años cocinaba Chon. Raciones de una exquisita tortilla, pollo al ajillo, el conejo en todas sus variedades y otros apetecibles manjares, todos ellos regados con buenos caldos y una cerveza, que siempre se ha distinguido por su excelente enfriamiento. Famosos son los tercios y quintos (botellines) en su punto -y un pelín más- de frío.

La cantina de Alpedrete fue hasta hace muy poco un elemento más de la estación, donde tanto Roberto como Chon, informaban de los horarios a los viajeros, supliendo así el papel del factor o del jefe de estación, que llegó a tenerlo, al tiempo que le servían un cafelito, en horas tan tempranas como las de las 6 o 6,30 de la mañana, hora en que Roberto ya tenía la cafetera en marcha para premiar el comienzo del día a los viajeros más madrugadores.

Sin duda alguna, al irse Roberto y Chon, algo va a cambiar en la Cantina de Alpedrete, algo va a cambiar en la estación y algo va a cambiar en Alpedrete. Se van porque ya son años y años de trabajo y ellos también tienen derecho a jubilarse y a un merecido descanso con sus hijos y las cuatro nietas + el único nieto. Las cosas ya no son hoy tan amables y felices como hace años y a la edad se une una tarea que ya no es igual de ilusionante ni fácil.